sábado, 13 de marzo de 2010

Agresividad proactiva y reactiva. Vizu psicología

Modelo dicotómico de la agresión. José Manuel Andreu1, Jesús Martín Ramírez, Adrian Raine
Las dificultades a la hora de definir un constructo tan ambiguo como la “agresión” se complican mucho más cuando intentamos establecer una clasificación de aquellas conductas agrupadas bajo el mismo abanico terminológico. Lejos de ser un concepto que describa alguna dimensión en particular, la agresión implica diferentes conductas que, aunque puedan parecer similares, presentan mecanismos de control neuronal y genético totalmente diferentes, toman diferentes manifestaciones fenomenológicas, tienen diferentes
funciones y antecedentes y, finalmente, son provocadas por diferentes circunstancias externas.
La clasificación pionera ofrecida por Arnold Buss en 1961, distinguió tres dimensiones de la agresión que han llegado a ser clásicas en la disciplina: a) física-verbal, b) activa-pasiva y c) directa-indirecta. Aunque no son categorías independientes entre sí, puesto que presentan cierto solapamiento (Yudofsky et al., 1986), dichas dimensiones
ayudan a categorizar las diferentes formas de expresión de la agresión de forma satisfactoria.
La dimensión física-verbal distingue entre el uso de la fuerza o del lenguaje para infringir daño a otra persona (Berkowitz, 1994; Björkqvist, 1994). La dimensión activa-pasiva hace referencia al modo en que el agresor se implica en la producción del daño, ya sea activamente, o, por el contrario, de forma pasiva, por descuido o negligencia. La tercera dimensión directa-indirecta ha sido especialmente relevante en el estudio de la agresión Un modelo dicotómico de la agresión: valoración mediante dos auto-informes 27 (Björkqvist, 1994; Björkqvist et al., 1992; Buss, 1961, 1971). La agresión directa ha sido definida como cualquier acto cuya principal meta es hacer daño directamente a otra persona (Baron y Richardson, 1994), por lo que conlleva, consecuentemente, una confrontación cara a cara entre el agresor y la víctima. Consistente con la formulación original de Buss (1961), esta forma de agresión puede ser tanto verbal como física. Por ejemplo, la agresión directa puede producirse tanto si se grita como si se pega a otra persona. La agresión indirecta, sin embargo, es definida como cualquier conducta cuya intención es producir un daño a alguien, pero ese daño se realiza a través de otra persona, objeto o pertenencia (Richardson y Green, 2003). Lógicamente es un tipo de agresión que evita el contra-ataque, ya que no se agrede directamente sino por otros medios al alcance del agresor. Norma Feshbach (1969) definió precisamente este tipo de comportamiento agresivo como "aquellas respuestas que producen dolor a una persona a través del rechazo y la exclusión de los demás", incluyendo acciones tales como ignorar o negar las demandas de alguien. Esta agresión también puede ser
también física o verbal. Por ejemplo, la agresión indirecta puede manifestarse como un daño a alguien a través de algunas de sus propiedades o pertenencias, o, por el contrario, simplemente ofendiendo o hablando mal de alguien a sus espaldas. Al margen de esta clasificación, otros investigadores han considerado ..... leer más