domingo, 17 de enero de 2010

PREVENCIÓN SITUACIONAL DEL DELITO Vizu psicología


LUCÍA SUMMERS
UCL Jill Dando Institute of Crime ScienceUNED.
Revista de Derecho Penal y Criminología, 3.a Época, n.o 1 (2009)

Resumen: Este artículo ofrece una reflexión sobre la aplicacion de
las técnicas situacionales a la prevención de la delincuencia juvenil,
una vez el perfil del delincuente juvenil español y el contexto situacional de los delitos que comete se tienen en cuenta. Las críticas de la prevención situacional y sus implicaciones éticas y morales también se discuten.

La Prevención Situacional del Delito
La prevención situacional del delito es un enfoque relativamente nuevo que se basa en las llamadas teorías del crimen. Estas teorías, a diferencia de las teorías de la criminalidad, no se interesan por las razones por las que una persona se convierte en delincuente (de hecho,
mantienen que, en la mayoría de los casos, los delincuentes no son tan diferentes del resto de la población) y en cómo rehabilitarlos, sino en las circunstancias en las que se delinque y en reducir las oportunidades para el delito. Las teorías en las que se basa la prevención situacional del delito incluyen: la teoría de las actividades rutinarias (Cohen y Felson, 1979); la teoría de la elección racional (Cornish y Clarke, 1986); la teoría del patrón delictivo (Brantingham y Brantingham, 1984, 1993); aquellas teorías que enfatizan la modificación del ambiente físico para prevenir el delito, incluidas la prevención criminal basada en la modificación del ambiente físico (Jeffery, 1971) y la teoría del espacio defendible
Newman,1972Universidad Barcelona

; y, por último, la policía orientada a la solución de problemas (Goldstein, 1979). Estas teorías mantienen que el delito no se manifiesta de forma aleatoria en el espacio o en el tiempo, sino que existen lugares y períodos específicos en los que el delito es más prevalente (por ejemplo, en zonas de ocio nocturno los fines de semana). Esto supone la importancia del contexto y los factores ambientales, los cuales varían con estas dos dimensiones (a diferencia de la disposición criminal del individuo, que se asume constante). El delincuente se considera un ser relativamente racional que toma decisiones sobre su comportamiento, basadas en un análisis de los daños y beneficios del acto delictivo. La estrategia defendida consiste en modificar el balance en este análisis (por medio de un aumento
de los daños y/o una reducción de los beneficios) para así reducir las oportunidades y/o el atractivo del delito. Leer más en...Lucía Summers UNED. Revista de Derecho Penal y Criminología